Enfoque cardiometabólico del paciente DM2

Oportunidades para abordar del riesgo cardiometabólico residual del paciente con DM2 en Atención Primaria. Tres casos clínicos que abarcan todos los aspectos cardiometabólicos

GUSTAVO MORA1 - ANE URBINA2 - MARÍA CARMEN GÓMEZ3

1 Médico de familia. Centro de Salud Los Alpes (Madrid).

2 Médica de familia. Centro de Salud Sopela (Bizkaia). Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS)

3 Médica de familia. Centro de Salud Vélez (Málaga).

Resumen

Caso: DM2 de muy alto riesgo cardiovascular con ECV. Caso: La necesidad de individualizar el tratamiento en DM2 Caso: Objetivo en el tratamiento de la diabetes: evitar complicaciones

Palabras clave

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DM2 de muy alto riesgo
cardivascular con ECV

Gustavo Mora Navarro1, Almudena Cárdenas de Miguel2, Myriam Menéndez Ortega3
1
Médico de familia. Centro de Salud Los Alpes (Madrid).
Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS).
2MIR MFYC. Centro de Salud Los Alpes (Madrid). 3Médica de familia. Consultorio Arroyomolinos (Madrid).

Resumen

Paciente DM2 diagnosticado de enfermedad coronaria ateroesclerótica que presenta múltiples factores de riesgo cardiovascular.

Palabras clave: caso clínico, factores de riesgo cardiovascular, enfermedad cardiovascular.

Presentación

Sebastián es un hombre de 66 años que vive con su esposa, Carmen, en un barrio popular de Madrid. Nació en un pueblo pequeño de Toledo, donde tiene una casa a la que va a pasar temporadas siempre que puede; allí tiene un huerto cuyo cuidado es su afición favorita. Fue mecánico en una gran empresa durante más de 40 años, pero está ya jubilado desde hace tres años. Tiene una vida tranquila, ayudando a su mujer con las tareas de casa (especialmente la compra) y se encarga de los nietos varios días a la semana cuando su hija (única) y su yerno no pueden; Sebastián los recoge del colegio y los lleva a su casa donde pasan la tarde hasta que los recogen sus padres que viven cerca.

En cuanto a sus hábitos, es exfumador desde hace siete años: fumó unos 20 cigarros al día durante 44 años aproximadamente. Consume aproximadamente 100 gramos de alcohol (vino) a la semana, aunque en el pasado su consumo fue algo superior.

Presenta antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular: su padre (fumador durante 60 años) padeció insuficiencia arterial periférica con amputación de un pie a los 82 años y su hermano mayor tuvo un infarto agudo de miocardio silente con 54 años y murió de un accidente cerebrovascular agudo trombótico con 64 años.

Entre sus antecedentes quirúrgicos constan una apendicetomía por apendicitis aguda y una discectomía L5-S1 por una hernia discal. Sus antecedentes médicos principales son:

  • Obesidad grado 1 con un IMC de 33,1 kg/m2 y un perímetro abdominal de 103 cm.
  • Hipertensión arterial esencial (HTA) diagnosticada hace siete años, actualmente en tratamiento con enalapril 20 mg cada 24 horas que toma en el desayuno y amlodipino 5 mg cada 24 horas que toma en la cena. Realiza controles regularmente mediante automedida de la presión arterial (AMPA) con un adecuado control.
  • Dislipemia en tratamiento con atorvastatina 20 mg cada 24 horas.
  • Diabetes mellitus tipo 2 (DM2) diagnosticada hace ocho años, sin complicaciones y en tratamiento farmacológico con metformina 1 gr cada 12 horas y sitagliptina 50 mg cada 12 horas.

Hace cuatro meses se realizó la última revisión en la que se objetivó:

  • Exploración física: no hallazgos de interés que hicieran sospechar complicaciones micro o macrovasculares.
  • Retinografía normal en ambos ojos.
  • ECG: ritmo sinusal a 84 lpm, eje a 60 grados sin alteraciones de la repolarización, sin crecimientos ni ninguna otra alteración.

En la analítica:

  • Hemograma y bioquímica normales.
  • Glucemia 157 mg/dl, HbA1c 7,9 %.
  • Colesterol total 182 mg/dl, HDL 49 mg/dl, LDL 100 mg/dl, triglicéridos 164 mg/dl.
  • Creatinina 1,89 mg/dl, filtrado glomerular (FG) (MDRD-4) 59 ml/min/m2.
  • Cociente albumina/creatinina (CAC) 17 mg/gr.

Fue derivado a cardiología por un dolor epigástrico opresivo sin claro curso anginoso y en posible relación con una hernia de hiato, pero ante sus antecedentes fue derivado. El cardiólogo inició un estudio al respecto, solicitando un ecocardiograma que fue normal (FE preservada) y también un angioTAC de arterias coronarias que evidenció arterioesclerosis coronaria con severa calcificación de segmentos proximales de las tres principales arterias coronarias. Ante esto, se añadió al tratamiento AAS 100 mg/24 horas y diltiazem 90 mg/24 horas y se solicitó una coronariografía que evidenció un tronco coronario izquierdo sin lesiones, obstrucción de la arteria coronaria descendente anterior del 50 % y del 25 % de la arteria coronaria derecha. El cardiólogo mantuvo el tratamiento previo, pero subió la dosis de atorvastatina de 20 mg a 40 mg al día.

Evolución

Sebastián acude a la consulta de su médico de familia para comentar todos estos hallazgos y su nuevo tratamiento. Su médico de familia, tras comprobar el tratamiento, su correcto seguimiento y su buena tolerancia, revisa la analítica al alta donde destaca:

  • Hemograma y bioquímica normales.
  • Glucemia 232 mg/dl, HbA1c 8,4 %.
  • Colesterol total 153 mg/dl, HDL 47 mg/dl, LDL 88 mg/dl, triglicéridos 87 mg/dl.
  • Creatinina 1,27 mg/dl, FG (MDRD-4) 54,7 mg/gr.

El médico de Sebastián aborda el tema del control metabólico en varios aspectos:

  1. Se comparte con el paciente lo que implica el nuevo diagnóstico de enfermedad coronaria ateroesclerótica y cómo esto modifica definitivamente al alza su riesgo cardiovascular (que se considera muy alto) y la posibilidad de reducirlo con intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. Se comparten con Sebastián los objetivos de buen control y se analiza su predisposición, sus posibilidades de lograrlo y sus preferencias. Básicamente, estos objetivos serían:

    ̶̵ Reducción de peso de al menos un 7 %.

    ̶̵ Actividad física regular.

    ̶̵ Adecuado control de tensión arterial.

    ̶̵ Adecuado control del perfil lipídico, con un objetivo de colesterol LDL < de 55 mg/dl.

    ̶̵ Mantenimiento de la abstinencia del tabaco.

    ̶̵ Adecuado control glucémico que, en el caso de Sebastián, se podría resumir en lograr una HbA1c entre 7-8 %, en base a los objetivos de control de la redGDPS (Tabla 1)1. Se establece este intervalo entendiendo que la enfermedad coronaria ateroesclerótica es una complicación, sin embargo, sería razonable acercar el objetivo a 7 % dada su edad, la corta evolución de su diabetes y el bajo riesgo de hipoglucemias que en principio tiene el paciente. Se requiere, por tanto, una modificación del tratamiento que logre una reducción de HbA1c, por ejemplo, de en torno a un 1 %.

  2. Como elemento clave para lograrlos se resalta la importancia de un adecuado estilo de vida. Sebastián conocía los aspectos básicos a este respecto porque había estado en seguimiento con la enfermera, pero dada la nueva situación se le aconseja volver a citarse con ella.
  3. Se analizan con el paciente sus principales comorbilidades tratando de hacerle conocedor de sus riesgos, principalmente de su «muy alto» riesgo cardiovascular y, al mismo tiempo, tratando de identificar los principales condicionantes clínicos a la hora de optar por uno u otro fármaco hipoglucemiante. Se transmite al paciente el hecho de que en la actualidad existen tratamientos hipoglucemiantes que, además de mejorar el control de la DM2, contribuyen a mejorar el control y/o reducir el riesgo de empeoramiento de otras situaciones clínicas o comorbilidades que él padece y que contribuyen a su riesgo cardiovascular. En este sentido, se identifican básicamente:

    ̶̵ Enfermedad cardiovascular. El paciente ha sido recientemente diagnosticado de una enfermedad coronaria ateroesclerótica tratada de forma conservadora y presenta múltiples factores de riesgo cardiovascular: antecedente familiar de enfermedad cardiovascular (ECV) precoz, HTA, dislipemia, diabetes y obesidad. De acuerdo con las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) de 2021 (Figura 1)2, la presencia de ECV establecida, junto con la enfermedad renal crónica (ERC) y la insuficiencia cardiaca (IC), determinan ya la elección de ciertas alternativas terapéuticas independiente del grado de control glucémico (HbA1c) que tenga el paciente. Es de todos conocido que, en los últimos años, varios ensayos clínicos han puesto de manifiesto que estas alternativas, además de mejorar la HbA1c, reducen la mortalidad de origen cardiovascular y la aparición de eventos cardiovasculares en personas con diabetes con ECV establecida (prevención secundaria) o con alto riesgo cardiovascular; estas opciones pertenecen básicamente a dos grupos terapéuticos3:

    Análogos del receptor GLP-1 (arGLP-1)4: liraglutide (diario), dulaglutida y semaglutida (semanales).

    Glucosúricos, gliflozinas o inhibidores de SGLT-2 (iSGLT-2)5: empagliflozina y canagliflozina.

    ̶̵ Enfermedad renal crónica (ERC). Sebastián presenta un leve deterioro del filtrado glomerular mantenido desde hacía unos años (estadio 3a) sin albuminuria. Como ya se ha comentado, la presencia de ERC determina también la elección del hipoglucemiante, porque como ocurre con la ECV, disponemos de fármacos hipoglucemiantes que, además de mejorar el control metabólico, también retrasan la progresión del deterioro de la función renal y de la albuminuria. Se trata de los arGLP-14,6 liraglutida, dulaglutida y semaglutida y, entre los iSGLT-25,6,7, canagliflozina, empagliflozina y dapagliflozina.

    ̶̵ Obesidad. Tanto las recomendaciones de la ADA2 como el algoritmo de tratamiento de la DM2 de la RedGDPS1 recomiendan uno de estos dos grupos terapéuticos por su demostrada eficacia para perder peso.

  4. Revisadas estas evidencias, se comparten con Sebastián explicando los beneficios, los posibles efectos adversos, la posología y las vías de administración para conocer sus preferencias y facilitar así una toma de decisión compartida con el paciente.

    Discusión

    Resumiendo, el caso de Sebastián se trata de un hombre con DM2 de muy alto riesgo cardiovascular con ECV, ERC estadio 3a sin albuminuria, obesidad grado 1 de predominio central y otros factores de riesgo cardiovascular con HTA, dislipemia y antecedente familiar de ECV precoz. Está ya en tratamiento con dos antidiabéticos no insulínicos (metformina y sitagliptina) y es preciso intensificar el tratamiento para mejorar su control metabólico.

    De la revisión de las evidencias a partir de los dos documentos o guías básicas para el abordaje de la DM2 en Atención Primaria, las recomendaciones ADA 2021 (Figura 1)2 y algoritmo de la redGDPS 2020 (Figura 2)1, parece obvio que las opciones para mejorar el control glucémico serían añadir al tratamiento con metformina 1 gr cada 12 horas y sitagliptina 50 mg cada 12 horas, un iSGLT-2 o un arGLP-1, o ambos. La presencia de ECV no permite decidir si uno u otro, dado que sus beneficios en cuanto a la reducción de la morbimortalidad cardiovascular son similares. El algoritmo de la redGDPS1 prioriza los iSGLT-2 por su administración vía oral y por su precio más reducido; ambas situaciones pueden ser puestas en común con el paciente para que, teniéndolas en cuenta, decida una opción u otra. Conviene sin embargo considerar, en el caso concreto de Sebastián, que es probable que un iSGLT-2 no logre una reducción de HbA1c suficiente para alcanzar niveles cercanos al 7 %, dado que partimos de 8,4 %; lo esperable con este grupo terapéutico sería una reducción de en torno a medio punto mientras que con un arGLP-1 esa reducción puede llegar a ser mayor de un 1 % (recordemos que, tras la insulina, son el grupo terapéutico que ofrece mayores reducciones de HbA1c)1,2,6.

    En cuanto a la presencia de ERC, las recomendaciones de la ADA priorizan los iSGLT-2 frente a los arGLP-1 si existe microalbuminuria, pero si no (como ocurre en el caso de Sebastián), se colocan al mismo nivel ambos grupos siempre que el FG sea menor de 60. Sin embargo, existen limitaciones a este respecto derivadas de las indicaciones recogidas en la ficha técnica de los iSGLT-2 que aun no incorporan determinadas indicaciones para las que ya existen evidencias científicas favorables (de hecho, ya existen en otros países). Aunque es posible que esto cambie a corto plazo, a día de hoy, empagliflozina y dapagliflozina no deberían indicarse con FG menores de 60 y deberían retirarse por debajo de 45; en el caso de canagliflozina debe utilizarse la dosis de 100 mg al día con FG menores de 60, pero no debe prescribirse con FG menores de 30. Recordemos también que el efecto hipoglucemiante de los iSGLT-2 se reduce cuando el filtrado glomerular desciende, aunque, en general, con cifras menores que la que presenta Sebastián (54 mg/gr). Todo ello, hace que la presencia de una ERC aunque leve en este paciente, limite la opción de un iSGLT-2 a canagliflozina y dosis de 100 mg al día sin opción de subir a 300 mg, al menos a día de hoy 7.

    Por último, el importante objetivo de pérdida de peso se verá apoyado por ambos grupos terapéuticos. El algoritmo de la redGDPS prioriza los arGLP-1 en obesidad grado 2 o más por su mayor impacto sobre la pérdida ponderal frente a los iSGLT-276,8.

    Desde el punto de vista clínico, parece recomendable que el tercer hipoglucemiante que precise Sebastián sea un arGLP-1 por todo lo mencionado hasta ahora: con ello, reducirá la mortalidad cardiovascular, el riesgo de nuevos eventos y retrasará el deterioro de la función renal, logrando además una importante reducción de peso y de la HbA1c4. La segunda opción sería canagliflozina, asumiendo su menor capacidad para reducir la HbA1c y para lograr una contundente pérdida de peso. En cuanto a los efectos adversos y posibles interacciones de estos fármacos con la medicación que ya toma el paciente, no se identifican situaciones que permitan recomendar uno u otro. Hay que destacar que ambas opciones tienen un bajo riesgo de hipoglucemia, hecho importante a pesar de que Sebastián no tiene un alto riesgo de padecerlas3.

    En esta situación, es importante contar con la opinión de Sebastián que, tras ser informado de los aspectos clínicos, debe optar por un arGLP-1 de administración subcutánea una vez a la semana con posibles molestias gastrointestinales leves al inicio del tratamiento o un iSGLT-2 menos eficaz en el control metabólico y en la pérdida de peso, que se toma por vía oral a diario y que puede producir balanitis candidiásica como efecto adverso más frecuente1,5. En este caso, su poco «gusto por las pastillas», sus frecuentes olvidos para tomarlas y su deseo de lograr objetivos de forma contundente le llevan a optar por un arGLP-1. Las alternativas serían dulaglutida o semaglutida, optándose por este último tras mostrar los dispositivos a Sebastián para que pudiera elegir una vez explicado su manejo; también se le hizo saber que posiblemente a corto plazo, este fármaco se comercializará para administración vía oral (también una vez a la semana) y que probablemente la pérdida de peso sería algo mayor con semaglutida8,9 que con dulaglutida. Se pautaron 0,25 mg a la semana durante cuatro semanas que en los primeros seis días produjeron alguna náusea y una leve molestia abdominal que enseguida desaparecieron, por lo que tras cuatro semanas se incrementó la dosis a 0,5 mg a la semana.

    A los tres meses, la mayor parte de los objetivos se habían empezado a lograr. Sebastián había perdido 5,6 kg, su HbA1c era de 7,4 % y refería encontrarse clínicamente mejor, muy contento con su nuevo estilo de vida y motivado para mantenerlo. Se sentía más implicado con su propio cuidado personal y satisfecho con su evolución.

    Bibliografía

    1. Mata Cases M, Artola Menéndez S, Díez Espino J, Ezkurra Loiola P, Franch Nadal J, García Soidán FJ. Actualización de 2020 del algoritmo de tratamiento de la hiperglucemia en la diabetes mellitus tipo 2 de la redGDPS. Diabetes Práctica. 2020;11:41-76. Disponible en: https://www.redgdps.org/ algoritmo-de-tratamiento-de-la-dm2-de-la-redgdps-2020 [Consultado: 10 de enero de 2021].
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    3. American Diabetes Association. Cardiovascular disease and risk management: Standards of Medical Care in Diabetes-2021. Diabetes Care. 2021;44(Suppl.1):S125-S150. Disponible en https://care.diabetesjournals.org/content/diacare/suppl/2020/12/09/44.Supplement_1.DC1/DC_44_S1_final_copyright_stamped.pdf [Consultado: 10 de enero de 2021].
    4. Kristensen SL, Rorth R, Jhund PS, Docherty KF, Sattar N, Preiss D, et al. Cardiovascular, mortality, and kidney outcomes with GLP-1 receptor agonists in patients with type 2 diabetes: a systematic review and meta-analysis of cardiovascular outcome trials. Lancet Diabetes Endocrinol 2019;7:776-85. Disponible en https://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(19)30249-9/fulltext [Consultado: 10 de enero de 2021].
    5. Zelniker TA, Wiviott SD, Raz I, Im K, Goodrich EL, Bonaca MP, et al. SGLT-2 inhibitors for primary and secondary prevention of cardiovascular and renal outcomes in type 2 diabetes: a systematic review and meta-analysis of cardiovascular outcome trials. Lancet. 2019;393:31-39. Disponible en: https://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(18)32590-X.pdf [Consultado: 10 de enero de 2021].
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    7. Fernández-Fernández B, Sarafidis P, Kanbay M, Navarro-González JF, Soler MJ, Górriz JL, Ortiz A. SGLT-2 inhibitors for non-diabetic kidney disease: drugs to treat CKD that also improve glycaemia. Clin Kidney J. 2020 Oct 9;13(5):728-733. Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7577767/pdf/sfaa198.pdf [Consultado: 10 de enero de 2021].
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    9. Comparative efficacy, safety, and cardiovascular outcomes with once-weekly subcutaneous semaglutide in the treatment of type 2 diabetes: Insights from the SUSTAIN 1-7 trials. Aroda VR, Ahmann A, Cariou B, Chow F, Davies MJ, Jódar E, Mehta R, Woo V, Lingvay I. Diabetes Metab. 2019 Oct;45:409-418. Disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1262363618302222?via%3Dihub [Consultado: 10 de enero de 2021].

Tabla 1. Objetivos de control.

Edad

Duración de la DM, presencia de compliaciones o comorbilidades

HbA1c objetivo

≤ 65 años

Sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %*

> 15 años de evolución o con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,0 %

66-75 años

≤ 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %

> 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

7,0-8,0 %*

Con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,5 %**

> 75 años

< 8,5 %**

* Puede plantearse un objetivo HbA1c ≤ 6,5 % en los pacientes más jóvenes y de corta evolución de la diabetes en tratamiento no farmacológico o con monoterapia.

** No se debe renunciar al control de los síntomas de hiperglucemia, independientemente del objetivo de HbA1c.

Figura 1. Algoritmo de tratamiento de la DM2 de la American Diabetes Association.

Figura 2. Algoritmo de tratamiento de la DM2 de la redGDPS.

rompiendo barreras;
la necesidad de individualizar
el tratamiento en DM2

Ane Urbina Juez
Médica de familia. Centro de Salud Sopela (Bizkaia).
Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS).

Javier es un paciente de 63 años, taxista de profesión, que recientemente se ha trasladado de municipio. Tiene una vida sedentaria y desde hace años no realiza controles de la diabetes tipo 2 (DM2) que padece. Su experiencia hasta el momento con el sistema sanitario ha sido, en sus propias palabras, «poco agradable», lo que le ha llevado en varias ocasiones a no acudir a controles. Así pues, conozcamos su caso.

Diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2

Desde 2012 venía presentando marcadores analíticos de glucemia basal alterada (GBA) con glucemias en ayunas entre 116-124 mg/dl y con hemoglobinas glucosiladas (HbA1c) entre 5,5-5,7 %. Si bien, en ningún momento había presentado síntomas cardinales.

Así pues, en marzo de 2016, tras dos años sin controles analíticos, aprovechando una consulta por un cuadro respiratorio de vías altas, se retoma el seguimiento y se realiza un control con analítica de sangre en el que presenta los siguientes valores: glu 209 mg/dl: HbA1c 7,8 %; creatinina 0,6 mg/dl; filtrado glomerular estimado CKD-EPI (FG) > 60 ml/min/1,73 m2; colesterol total (CT) 215 mg/dl; triglicéridos (TG) 135 mg/dl; cHDL (high density lipoprotein cholesterol) 32 mg/dl; cLDL (low density lipoprotein cholesterol) 132 mg/dl; GPT (transaminasa glutámico pirúvica) 44 mg/dl; GGT (gamma-glutamil transferasa) 17 mg/dl; y también se realizó analítica de orina: cetonas negativo, glucosa 100, cociente albumina/creatinina 181. Con estos resultados se le diagnóstico de DM2 (véanse criterios diagnósticos DM2 en las Tablas 11 y 22) y se inició tratamiento con metformina 850 mg titulando desde medio comprimido a la comida hasta la dosis final de 1 comprimido al día.

También se llevaron a cabo la valoración de sus variables antropométricas en la consulta de enfermería: peso 116 kg, talla 173 cm, índice de masa corporal (IMC): 38,75, tensión arterial (TA): 137/89 mmHg, así como la valoración del pie en el que no se objetivaban alteraciones y se solicitó una retinografía que no evidenció maculopatía ni retinopatía diabética.

Tras el shock inicial al conocer el diagnóstico, se mostró muy motivado acudiendo a tres sesiones al grupo de educación diabetológica organizado en el centro de salud, pero al finalizar la segunda sesión comenzó a verbalizar quejas sobre al horario y al final abandonó el grupo.

En agosto de 2016 se realizó el último control analítico presentado los siguientes datos: glu 179 mg/dl; HbA1c 7,4 %; creatinina 1,1 mg/dl; FG 52; CT 223 mg/dl; TG 145 mg/dl; HDL 34 mg/dl; LDL 131 mg/dl; GPT 79 mg/dl; GGT 21 mg/dl. A tenor de estos resultados, se procedió a ajustar la metformina a una toma en desayuno y cena, así como a programar un control en tres meses que no se llegó a realizar el paciente.

Desde entonces, no ha acudido al centro de salud en estos casi cuatro años y anualmente venía solicitando la prórroga de su tratamiento crónico con una consulta administrativa. Como era previsible, este año en junio solicitó también una prórroga de tratamiento, pero al valorar la historia electrónica del paciente y revisar que su último control analítico databa de 2016, desconocíamos sus datos antropométricos actuales y no había seguimiento alguno, preferí telefonear al paciente, presentarme como su nueva médico de familia y pactar una prórroga de tratamiento crónico de un mes para que, en ese tiempo, se llevara a cabo una analítica de control y acudiera a consulta para retomar el seguimiento, abordar qué le había llevado a dejar de acudir a los controles, conocer su grado de conocimiento de la DM2, repasar la adherencia, pactar metas realistas y, en definitiva, intentar reconstruir su pérdida de confianza para poder llevar a cabo el seguimiento que todo paciente con DM2 precisa3.

Tras la primera toma de contacto telefónica, no esperada por parte de Javier, llego el día de conocernos, abordar la situación, repasar los datos analíticos y empezar a trabajar para lograr un buen control de su DM2. Se llevaron a cabo las mediciones antropométricas: peso 116 kg, talla 163 cm, IMC: 43,65 kg/m2, TA: 167/109 mmHg, valoramos la adherencia a modificaciones en estilos de vida: escasa adherencia a modificaciones dietéticas y reconoció abiertamente una vida sedentaria y, para finalizar su primera consulta con enfermería, se llevó a cabo la valoración del pie diabético, que no mostró alteraciones.

A continuación, antes de nada, quise conocer qué es lo que espera de la relación médico-paciente y qué le había llevado a dejar de acudir a su centro de salud, para poder trabajar en mejorar esos aspectos. Tras conocer que Javier hasta ese momento no se había sentido ni escuchado ni acompañado, pensaba que la relación debía ser paternalista y centrarnos en la enfermedad, pero que a su vez se sentía culpable, ya que no era capaz de llevar a cabo su, por aquel entonces, única misión: tomar la botica prescrita correctamente, gracias a la cual, su diabetes se controlaría. Cuando a pesar de tomar religiosamente la medicación, el control glucémico empeoró, se sintió francamente frustrado y cuestionado por parte de su anterior médico, de ahí que dejara de acudir a la consulta. Con todos estos datos revoloteando en mi subconsciente (falta de acompañamiento, culpabilidad, desconocimiento de la enfermedad, falta de educación diabetológica…) le expliqué que los datos que reflejaban en las pruebas solicitadas eran mejorables y que «nuestra» misión era trabajar en conjunto para conseguirlo.

Estos fueron los datos de ese primer control:

  • Analítica: glu 409 mg/dl: HbA1c 10,8 %; creatinina 1,2 mg/dl; FG 49 mL/min/1,73 m2; CT 151 mg/dl; TG 135 mg/dl; HDL 32 mg/dl; LDL 92 mg/dl; GPT 74 mg/dl; GGT 170 mg/dl.
  • Orina: cetonas negativo, glucosa 100, albuminuria 181.
  • ECG: ritmo sinusal (RS) a 80 lpm. aQRS 15º. No alteraciones de la repolarización, no criterios de hipertrofia ventricular izquierda (HVI) con el índice de Cornel ni Sokolow.

Aproveché esa misma consulta para llevar a cabo una exploración física completa en la que la auscultación cardiopulmonar era normal, no se palpaban ni se auscultaban soplos abdominales, los pulsos en extremidades eran fuertes y simétricos y no se objetivaron alteraciones mucocutáneas.

A pesar de que las noticias sobre su control no eran buenas, Javier se mostró colaborador, accesible y verbalizó preocupación por la situación: «¿estamos a tiempo de controlar la DM2, doctora?». Mi respuesta no se hizo esperar: «Sí, Javier, trabajaremos juntos en conseguirlo».

Conocía lo que había fallado, así que la primera misión era que Javier se sintiera cómodo, que conociera la enfermedad y que se viera capaz de llevar a cabo el cambio necesario, en pocas palabras, empoderarle para la autogestión de su patología. Para ello abordamos los diferentes objetivos que debíamos alcanzar de forma consensuada y escuchando sus preferencias, buscando que fueran realistas y sencillos de implementar, para evitar que volviera a sentirse frustrado. Para ello podemos seguir el esquema que se recoge en la Figura 13.

Como no podía ser de otra forma, comencé explicándole los objetivos de control glucémicos, partíamos de una HbA1c 10,8 % sin síntomas de hiperglucemia inequívoca y se encontraba en tratamiento con un solo fármaco: metformina 850 mg en desayuno y cena, pero a pesar de que en la receta electrónica se constataba una baja adherencia, el propio Javier reconoció que la mayoría de los días únicamente tomaba un comprimido, la razón: se levantaba a las 06:00 am para ir a conducir su taxi, por lo que la mayoría de los días se olvidaba de tomarlo ya que desayunaba fuera del domicilio.

Pero… ¿cuál sería su objetivo de hemoglobina glucosilada?

Para poder tomar la decisión más adecuada para Javier preferí hacerme un resumen de la situación: paciente de 63 años con una DM2 de cuatro años de evolución, con una microproteinuria presente desde el diagnóstico y persistente en la actualidad, además un FG de 49, es decir, enfermedad renal crónica en estadio G3BA2.

Por lo tanto, lo recomendable en este caso sería plantear un objetivo de control glucémico en torno al 7 %, siempre que fuera posible conseguirlo sin hipoglucemias (véase la Tabla 33 para conocer más en profundidad la individualización del control glucémico en base a edad del paciente, años de evolución de la DM2 y comorbilidades).

Una vez conocido el objetivo de glucosilada, el siguiente paso era la selección individualizada del tratamiento farmacológico. Para ello, le mostré a Javier el algoritmo de tratamiento de la DM2 de la redGDPS5, al principio se mostró asombrado, pero rápidamente comprendió la finalidad: buscar los fármacos que nos ayudarían a conseguir nuestro objetivo de control. Cuando revisamos la mitad inferior, vimos que nos encontrábamos en el «quesito» de la HbA1c > 9 asintomático, por lo que la recomendación es iniciar una doble terapia en la que la metformina debía seguir presente. Tras lo cual revisamos los condicionantes clínicos, en este caso Javier cumplía dos: ERC y obesidad, por suerte ambos coincidían y no daba lugar a dudas: el segundo fármaco debía ser o un arGLP-1 o un iSGLT-2. (Puede consultarse el algoritmo en la Figura 25. También está accesible en la Figura 36 el nuevo algoritmo de tratamiento en base a condicionantes clínicos propuesto por la American Diabetes Association en los Standars of Diabetes Care de 2021 que coincide con las recomendaciones del empleado).

Tras conocer los pros y contras de ambas alternativas, así como que una terapia con iSGLT-2 es oral con toma diaria (se explicó que se tomaría junto con la metformina en el mismo comprimido desayuno y cena) y, en cambio, el arGLP-1 es de administración subcutánea (sc) semanal, Javier tomó la decisión de iniciar tratamiento subcutáneo, ya que así garantizaba la adherencia ya que no interferiría con sus horarios al ser de administración semanal. Es por eso que nos decantamos por semaglutida subcutáneo semanal. Además, se comprometió a mejorar la adherencia a la metformina.

Aprovechando que debíamos realizar la educación sobre la técnica de inyección de semaglutida, lo citamos en la consulta con enfermería con la intención de retomar la educación diabetológica y abordar el pilar fundamental de tratamiento en diabetes: los cambios en estilos de vida y la alimentación.

Comenzamos por la alimentación. Javier era consciente que era, cuanto menos, mejorable. Solía desayunar (pincho de tortilla o bollo con un café solo) en el bar al lado de la parada de taxi, donde también aprovechaba para picar algo a media mañana o media tarde, normalmente un pincho (tortilla rellena de surimi, huevo y mayonesa o jamón y queso o un sándwich variado que acompañaba de refresco de cola). Comía y cenaba habitualmente con su esposa comida casera en el domicilio y los fines de semana no faltaba el pincho con el grupo de amigos. En definitiva, teníamos posibilidades. Comenzamos explicándole los objetivos de los cambios: ayudar a mantener el control de la glucemia, TA y lípidos, con los que conseguiríamos prevenir o retrasar las complicaciones. Además, intentaremos conseguir un peso objetivo y, posteriormente, mantenerlo. Pero todo ello lo llevaríamos a cabo manteniendo el placer de comer y sociabilizar en torno a la comida, adiestrándole sobre la elección de alimentos más conveniente7. Nos centraríamos en el conocimiento de la dieta mediterránea, adaptándola a sus preferencias y aplicaríamos una reducción calórica de aproximadamente 500 kcal al día7,9. Para nuestra sorpresa, se mostró muy interesado y proactivo (véanse las Figuras 48 y 59 sobre intervención en estilos de vida y sobre la terapia nutricional, respectivamente).

Sobre la actividad física había poco que comentar: de casa al trabajo y del trabajo a casa. No realizaba ejercicio físico desde hacía unos tres años que comenzó a notar disnea (no podía seguir el paso de su esposa), por lo que tras meses de escusas consiguió que desistiera. Este dato nos hizo ampliar la analítica de control a los tres meses en la que incluimos ProBNP (péptido natriurético auricular tipo B) y solicitamos también un ecocardiograma transtorácico, ante la sospecha de una posible insuficiencia cardiaca (IC) no diagnosticada. En cuanto a la prescripción de ejercicio, ante la presencia de ERC y una posible IC, optamos por recomendarle retomar el caminar, a una velocidad que no le provocara disnea y con una frecuencia de 3-5 días a la semana, sumando un total de 150 minutos de actividad semanal10,11 (véase resumen de recomendación y prescripción de ejercicio físico en la Figura 611).

Volviendo al tratamiento farmacológico para la diabetes, comenzamos con semaglutida sc titulando desde 0,25 mg a la semana durante cuatro semanas, con una subida a 0,5 mg otras cuatro semanas, para alcanzar, finalmente, la dosis máxima comercializada de 1 mg. Las tres primeras semanas la administramos en el centro de salud y, tras verificar que conocía y manejaba la técnica de inyección, es Javier quien se autoadministra la dosis semanal. Destaca que desde el inicio del tratamiento ha percibido disminución del apetito, sin asociar efectos adversos.

Pero… el abordaje en los pacientes con DM2 ha de ser integral, como evidenciaba el STENO-2 en el que el tratamiento multifactorial en paciente con DM2 y alto riesgo cardiovascular (microalbuminuria) reducía el riesgo cardiovascular y los eventos microvasculares alrededor del 50 %. Además, en la revisión a los 21 años de inicio se objetivó que el grupo de control intensivo presentaba casi ocho años de aumento de esperanza de vida10.

Por eso abordaremos a continuación qué es lo que hicimos con los demás factores de riesgo cardiovascular.

Recordemos las variables antropométricas que presenta Javier: peso 116 kg, talla 163 cm, IMC: 43,65 kg/m2, TA: 167/109 mmHg. De las que deducimos que presenta una obesidad mórbida sobre la que hemos intervenido con una restricción calórica9,10,12 que se verá favorecida por la pérdida de peso que produce la semaglutida y, además, presenta una hipertensión arterial (HTA) grado II con nefropatía asociada (ERC G3BA3 con microalbuminuria), por lo que se inició tratamiento con un antagonista del receptor de la angiotensina II (ARA II) y un calcio antagonista combinados a dosis fija en toma única diaria con el objetivo de lograr cifras de Ta inferiores a 130/80 mmHg13, 14 y, a su vez, facilitar la adherencia.

En cuanto a los lípidos, el perfil que presentó era el siguiente: CT 151 mg/dl; TG 135 mg/dl; HDL 32 mg/dl; LDL 92 mg/dl. A priori, podríamos pensar que un cLDL inferior a 100 mg/dl sería lo recomendable dado que presenta una evolución de su DM2 de ocho años, pero la ERC que presenta con un FG de 49 mL/min/1,73 m2 y la HTA hacen que su RCV sea alto lo cual nos lleva a plantear un objetivo de cLDL < 70 mg/dl14,15. Con esto en mente, le propusimos iniciar tratamiento con estatina.

En cuanto a la antiagregación, nos encontramos ante un paciente en prevención primaria con alto riesgo cardiovascular y dado que no existe evidencia suficiente para utilizar ácido acetilsalicílico como estrategia de prevención primaria, no se inició tratamiento16,17.

A modo de resumen se pueden consultar los objetivos de control de un abordaje integral en la siguiente tabla (Tabla 5)2.

Evolución del paciente

Tras las múltiples intervenciones realizadas, la buena aceptación por parte de Javier y su incorporación a su rutina habitual, llegó el día de evaluar los resultados.

Estas fueron las cifras de las variables antropométricas: peso 105 kg, talla 163 cm, IMC: 39,51 kg/m2, TA: 134/84 mmHg (previas: peso 116 kg, talla 163 cm, IMC: 43,65 kg/m2).

Y estos fueron los resultados obtenidos en las analíticas de sangre y orina, la ecografía abdominal y el ecocardiograma transtorácico (ETT):

  • Analítica: glu 103 mg/dl: HbA1c 7,6 %; creatinina 1,03 mg/dl; FG 53 mL/min/1,73 m2; CT 135 mg/dl; TG 85 mg/dl; HDL 38 mg/dl; LDL 71 mg/dl; GPT 64 mg/dl; GGT 100 mg/dl, pro BNP 876 mg/dl.
  • Orina: cetonas negativo, glucosa negativa, MAU 89.
  • ETT dic 2019: disfunción ventrículo derecho y ventrículo izquierdo dilatado con disfunción severa, Hipertensión pulmonar, FEVI 32 %.
  • Ecografía abdominal: estigmas de hepatopatía crónica.

Antes de entrar a abordar los resultados, Javier nos comentó que se encontraba francamente bien, se cansaba menos, estaba cada día más ágil y, en definitiva, con ganas de mantener los cambios instaurados. Ha comenzado a caminar 45 minutos al día, aprovecha los tiempos de espera en la parada del taxi para caminar y se está planteando apuntarse a clases de baile 2-3 días a la semana con su esposa. Niega transgresiones dietéticas, en sus descansos en vez de pinchos toma fruta o yogur desnatado y le da mucha importancia al hecho de mantener sus hábitos sociales (el café en el bar y las salidas con los amigos) sin que interfieran en su objetivo alimentario. Además, la adherencia de retirada de los fármacos ha subido al 100 %, reconociendo Javier que ya no se le «olvida» tomar la medicación de las mañanas.

Cuando fue consciente de la pérdida de 11 kg de peso, a pesar de haber perdido tres tallas de pantalón, y la normalización de las cifras de TA, la sonrisa invadió su rostro, estaba francamente contento: fue consciente de que con motivación y conocimientos es posible conseguir las metas que durante tantos años le habían frustrado.

Ahora era el turno de evaluar las pruebas solicitadas: había mejorado el perfil renal, sus lípidos se encontraban en objetivo, si bien la Hba1c seguía estando algo elevada respecto a su objetivo del 7 % (ya sabíamos que con un fármaco era posible que no se consiguiera el objetivo, pero conseguimos estar a solo 0,6 % del mismo) y el ProBNP positivo con el ETT evidenciaban que presentaba una insuficiencia cardiaca. Además, la ecografía se encontraba en concordancia con la elevación de transaminasas evidenciando una hepatopatía crónica de origen no alcohólico.

Con los nuevos datos, le propusimos a Javier tomar en el mismo comprimido junto con la metformina un iSGLT-2 dado el beneficio en insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida que han evidenciado en los recientes estudios (Dapa-HF18 y Emperor Reduced19), le explicamos los beneficios asociados a este grupo y los posibles efectos adversos, mostrándose de acuerdo en realizar ese cambio en el tratamiento. Junto con el ajuste de tratamiento se programa el próximo control con HbA1c en tres meses.

Otra información de interés

Valoración del profesional

Casos como el de Javier, en los que es preciso el abordaje integral de múltiples factores, siendo precisos cambios en estilos de vida y en tratamiento farmacológico, cuando se parte de experiencias previas poco satisfactorias e infructuosas, son complejos y, en ocasiones, frustrantes para ambas partes. En este caso era primordial recuperar una relación paciente-equipo de Atención Primaria de confianza para poder trabajar conjuntamente en los cambios que se necesitaban. Una vez conseguido, era necesario saber cuáles eran los conocimientos previos sobre la DM2 y conocer los deseos de Javier para poder trabajar conjuntamente hasta lograr empoderarle y que sea el propio Javier quien gestione su DM2 con el apoyo y supervisión del equipo de primaria. Para ello, en este caso, aprovechamos las visitas de adiestramiento para la autoadministración de la semaglutida subcutánea para poder garantizar una educación diabetológica básica que fuimos ampliado en base a las necesidades e inquietudes de Javier.

Valoración del paciente

Javier inicialmente se mostró sorprendido, no esperaba una actitud proactiva desde el equipo de Atención Primaria. Fue precisamente este «cambio» en su relación con el centro de salud el que le animó a acceder al pacto inicial de prórroga de tratamiento de un mes mientras se llevaban a cabo los olvidados controles de su diabetes. Reconoce que ser consciente de la situación real en la que se encontraba en la primera consulta fue duro: pensaba, como tantas veces hemos escuchado, que «es solo un poco de azúcar» y el ser consciente de la realidad que acompaña a la DM2 le hizo darse cuenta de que el cambio era necesario. A medida que acudía a las consultas de seguimiento, se mostraba cada vez más interesado en conocer a fondo su patología para poder encargarse de su autocuidado. Acudía acompañado de su esposa, ya que es quien habitualmente cocina, a las sesiones en las que se abordaba la alimentación, para así poder adaptarse a las nuevas pautas tanto en su rutina habitual como en los viajes que realizan. Se mostró gratamente sorprendido por el cambio en su relación con el equipo de Atención Primaria, siendo en la actualidad una relación basada en la confianza.

Bibliografía

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  2. Standards of Medical Care in Diabetes-2021. American Diabetes Association. Classification and Diagnosis of Diabetes: Diabetes Care 2021 Jan; 44(Supplement 1): S15-S33. https://doi.org/10.2337/dc21-S002 [Consultado Diciembre 2020].
  3. Davies MJ, D; Alessio DA, Fradkin J, et al. Management of hyperglycemia in type 2 diabetes, 2018: a consensus report by the American Diabetes Association (ADA) and the European Association for the Study of Diabetes (EASD).
  4. García Soidán FJ, et al. Capítulo 5: Objetivos de control. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  5. Mata Cases M, Artola Menéndez S, Díez Espino J, Ezkurra Loiola P, Franch Nadal J, García Soidán FJ. Actualización de 2020 del algoritmo de tratamiento de la hiperglucemia en la diabetes mellitus tipo 2 de la redGDPS. Diabetes práctica. Diabetes Práctica 2020;11(02):41-76. doi: 10.26322/2013.7923.1505400531.03.
  6. Standards of Medical Care in Diabetes-2021 American Diabetes Association. Pharmacologic Approaches to Glycemic Treatment: Diabetes Care 2021 Jan; 44(Supplement 1): S111-S124. https://doi.org/10.2337/dc21-S009.
  7. García Soidán FJ, et al. Capítulo 7: Alimentación en el paciente con diabetes tipo 2. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. ISBN: 978-84-944007-6-6.
  8. Terapia nutricional. Documento de abordaje integral de la diabetes mellitus tipo 2. Grupo de trabajo de la sociedad española de endocrino y nutrición.
  9. García Soidán FJ, et al. Capítulo 8: Ejercicio. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  10. Grupo de trabajo de la sociedad española de endocrino y nutrición. Recomendación y prescripción de ejercicio. Documento de abordaje integral de la diabetes mellitus tipo 2.
  11. Gaede P, Lund-Andersen H, Parving HH, Pedersen O. Effect of a multifactorial intervention on mortality in type 2 diabetes. N Engl J Med. 2008 Feb 7;358(6):580-91. DOI: 10.1056/NEJMoa0706245.
  12. García Soidán FJ, et al. Capítulo 18: Obesidad. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  13. García Soidán FJ, et al. Capítulo 16: Hipertensión arterial. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  14. 2018 ESC/ESH Guidelines. European Heart Journal. 2018;39;3021-3104.
  15. García Soidán FJ, et al. Capítulo 17: Dislipemia. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  16. García Soidán FJ, et al. Capítulo 20: Antiagregación en pacientes con diabetes. Guía de diabetes tipo 2 para clínicos: Recomendaciones de la redGDPS. BelloyMartínez, 2018.
  17. Tratamiento de factores de riesgo cardiovascular (FRCV). Documento de abordaje integral de la diabetes mellitus tipo 2. Grupo de trabajo de la sociedad española de endocrino y nutrición.
  18. McMurray JJV, Solomon SD, Inzucchi SE, et al. Dapagliflozin in Patients with Heart Failure and Reduced Ejection Fraction. N Engl J Med. 2019;381(21):1995-2008. doi:10.1056/NEJMoa1911303.
  19. Packer M, Anker D, Butler J, Filippatos G, Pocock SJ, Carson P, et al.; for the EMPEROR-Reduced Trial Investigators. Cardiovascular and Renal Outcomes with Empagliflozin in Heart Failure. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2022190.

Resumen

La diabetes mellitus tipo 2 requiere un abordaje individualizado, valorando de forma integral todos los factores de riesgo cardiovascular y, a su vez, multidisciplinar (equipo de Atención Primaria habitualmente y, si se precisa, también endocrinología, nefrología, cardiología, cirugía vascular, oftalmología…) para lograr un buen control, gracias al cual conseguiremos retrasar o que no aparezcan las temidas comorbilidades.

El presente caso clínico pretende poner de manifiesto la necesidad de una relación de confianza entre el paciente y el equipo sanitario para conseguir empoderar al paciente, hacerle partícipe de su patología y, en definitiva, abordar de forma exitosa los cambios que se precisan para mejorar el abordaje de la DM2, los FRCV y las comorbilidades asociadas.

Palabras clave: caso clínico, abordaje integral, relación médico-paciente.

Historia clínica y datos de interés

Tabla 1. Criterios diagnósticos DM2 Guía clínicos redGDPS. Tabla 2. Standars of Diabetes Care ADA 2021.

1. Glucemia plasmática en ayunasa ≥ 126 mg/dlb.

2. HbA1c ≥ 6,5 %b,c.

3. Glucemia plasmática a las 2 horas del test de sobrecarga oral a la glucosad ≥ 200 mg/dlb.

4. Glucemia plasmática ≥ 200 mg/dl en pacientes
con síntomas clásicos de hiperglucemia o crisis
de hiperglucemia.

a El ayuno se define como la no ingestión de calorías durante un mínimo de 8 horas.

b Una cifra diagnóstica de diabetes con cualquiera de estos test (salvo si hay síntomas de hiperglucemia o hiperglucemia severa), ha de confirmarse mediante una segunda determinación preferentemente con el mismo test.

c La determinación debe realizarse con un método certificado por el National Glycohemoglobin Standardization Program, (NGSP) y estandarizado según el ensayo Diabetes Control and Complications Trial (DCCT).

d Sobrecarga oral de glucosa con 75 g.

GBA (glucemia basal en ayunas) 126 mg/dl (7,0 mmol/l). El ayuno se define como la ausencia de ingesta calórica durante al menos 8 h.*

o

Glucemia posprandial 2-h 200 mg/dl (11,1 mmol/l) durante una OGTT. La prueba debe realizarse según lo descrito por la OMS utilizando una carga de glucosa que contenga el equivalente a 75 g de glucosa disuelta en agua.*

o

HbA1c ≥ 6,5 % (48 mmol/mol). La prueba debe realizarse en un laboratorio que utilice un método certificado por el NGSPa y estandarizado para el ensayo DCCTb.*

o

En un paciente con síntomas clásicos de hiperglucemia
o crisis hiperglucémica, una glucosa plasmática aleatoria
≥ 200 mg/dl (11,1 mmol/l).

* En ausencia de una hiperglucemia inequívoca, el diagnóstico requiere dos resultados anormales en la misma muestra o en dos muestras de prueba separadas.

a Diabetes Control and Complications Trial (DCCT).

b National Glycohemoglobin Standardization Program (NGSP).

Figura 1. Toma de decisiones centrada en el paciente para el manejo de la glucemia en DM2
de la American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD).

Figura 2. Algoritmo de tratamiento de la DM2 de la redGDPS de 2020.

Tabla 3. Objetivo de control glucémico individualizado.

Edad

Duración de la DM, presencia de compliaciones o comorbilidades

HbA1c objetivo

≤ 65 años

Sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %*

> 15 años de evolución o con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,0 %

66-75 años

≤ 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %

> 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

7,0-8,0 %

Con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,5 %**

> 75 años

< 8,5 %**

* Puede plantearse un objetivo HbA1c ≤ 6,5 % en los pacientes más jóvenes y de corta evolución de la diabetes en tratamiento no farmacológico o con monoterapia.

** No se debe renunciar al control de los síntomas de hiperglucemia, independientemente del objetivo de HbA1c.

Figura 3. Algoritmo de tratamiento para el control glucémico de la ADA 2021.

Figura 5. Terapia nutricional. Documento de abordaje integral de la DM2. GdT SEEN.

Figura 4. Algoritmo de cambios de estilo de vida en DM2 de la redGDPS de 2020.

Figura 6. Recomendaciones y prescripción de ejercicio físico. Documento de abordaje integral de la DM2. GdT SEEN.

Tabla 4. Clasificación de la TA en relación a las cifras de TA, presencia de FRCV, lesión de órgano diana o comorbilidades.

Estadio de la enfermedad hipertensiva

Otros FRCV, lesión orgánica mediada por HTA, o enfermedad

PA (mmHg) grado

Normal-alta

PAS 130-139

PAD 85-89

Grado 1

PAS 140-159

PAD 90-99

Grado 2

PAS 160-179

PAD 100-109

Grado 3

PAS 180

PAD 110

Estadio 1

(no complicada)

Sin otros FRCV

1 o 2 FRCV

3 FRCV

Estadio 2

(enfermedad asintomática)

LOMH, IRC grado 3 o diabetes mellitus sin lesión orgánica

Estadio 3

(enfermedad sintomática)

ECV sintomática, IRC grado 4 o diabetes mellitus con lesión orgánica

Tabla 5. Objetivos control en DM.

Objetivos de control

HbA1c

Corta evolución y bajo riesgo de hipoglucemia

< 6,5 %a

Hipoglucemia, larga evolución o comorbilidad

< 7-8 %

Glucemia en ayunas

80-130 mm/dl

Glucemia porsprandial

< 180 mm/dl

Colesterol no HDL

< 130 mm/dl

LDLb

No ECV y/o > 75 años

< 100 mm/dl

ECV y < 75 años

< 70 mm/dl

HDL

Hombres

> 40 mm/dl

Mujeres

> 50 mm/dl

HTA2,3

Sin nefropatía/retinopatía

120-140/80-90 mmHg

Con nefropatía/retinopatía

< 130/80 mmHg

Tabaco

Abstinencia

a Los valores de HbA1c corresponden a una normalidad de los criterios diagnósticos ADA 2010.

b Si no se puede llegar al control, reducir el 30-40 % de las cifras basales.

objetivo en el tratamiento
de la diabetes: evitar complicaciones

María Carmen Gómez García
Médico de familia. Unidad de Gestión Clinica Vélez-norte, Vélez Málaga (Málaga).
Red de Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (redGDPS).

Resumen

En personas con diabetes es prioritario individualizar los objetivos de control y el tratamiento y consensuarlo con el paciente. Como causas de mal control es importante investigar la adherencia terapéutica y evitar la inercia terapéutica. El tratamiento en personas con diabetes debe abordar no solo el control glucémico, sino la totalidad del riesgo cardiometabólico con el objetivo de evitar complicaciones.

Palabras clave: caso clínico, individualizar, adherencia terapéutica, inercia terapéutica, evitar complicaciones.

Presentación

Varón de 43 años con diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Acudió por primera vez a nuestra consulta para control de su diabetes en diciembre de 2016. En abril de 2019 sufre un infarto agudo de miocardio.

Decidimos repasar la historia clínica y hacer autocritica sobre las diferentes posibilidades de tratamiento que pudimos aplicar para evitar el fatal desenlace.

Primera visita médica (enero de 2017)

Se trata de un paciente procedente de Argentina, diagnosticado de DM2 en tratamiento con metformina 1 g/12 horas y gliclazida de liberación modificada 60 mg/24 horas.

Antecedentes personales: DM2 de cinco años de evolución. Obesidad grado II. Niega hipertensión, dislipemia y se declara no fumador.

Niega antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular. Su abuela materna presentó DM2.

En entrevista dirigida no refiere clínica cardinal de diabetes ni episodios de hipoglucemia. No aporta controles anteriores y refiere no realizar controles de glucemia de forma reglada, aunque reconoce glucemias elevadas.

Presenta la siguiente exploración física: peso 129 kg, talla 189 cm, IMC 36,11 kg/m2, perímetro de cintura (PC) 121 cm, TA 123/81 mmHg.

Auscultación cardiopulmonar sin alteraciones. Frecuencia cardiaca 80 lpm. Pulsos pedios presentes y simétricos. Orina: glucosuria sin cetonuria.

En analítica de control:

Enero 2017

GB

HbA1c

CT

HDL-c

LDL-c

TG

FG

Cc A/C

315

9,9

195

41

87

336

> 90

9,3

GB: glucemia basal (mg/dl); HbA1c: hemoglobina glicosilada (%); CT: colesterol total (mg/dl); HDL-c: colesterol HDL (mg/dl); LDL-c: colesterol LDL (mg/dl); TG: triglicéridos (mg/dl); FG: filtrado glomerular/1,73 m2 (ml/min); Cc A/C: cociente albúmina creatinina (mg/g).

Nuestros planteamientos con este paciente en cada visita se organizaron de la siguiente forma:

  1. ¿Cuál sería el objetivo de control?

    El objetivo de tratamiento en las personas con DM2, no es solo evitar síntomas, sino sobre todo, prevenir la aparición de complicaciones a corto, medio y largo plazo. Para ello es necesaria una adecuada individualización de los objetivos de control tanto glucémico (Tabla 1) como del resto de los factores de riesgo cardiovascular (RCV) (Tabla 2). Esto implica tener en cuenta algunos aspectos tales como edad, tiempo de evolución de la diabetes, riego de hipoglucemias, peso, patologías y tratamientos concomitantes, preferencias del paciente, soporte social, expectativas de vida y, por último, coste.

    Dada la edad del paciente (43 años), el periodo de evolución de la diabetes (cinco años) y la ausencia de complicaciones, basándonos en las diferentes guías de actuación clínica, establecimos como objetivo glucémico una hemoglobina glicosilada (HbA1c) entre 6,5-7 %, a pesar de la presencia de obesidad como comorbilidad2.

    En caso de tener un medidor continuo de glucosa o un medidor flash, el control exigible sería de > 70 % (16 horas y 48 minutos) en un rango entre 70 y 180 mg/dl, y < 4 % del tiempo diario en valores inferiores al rango (58 minutos diarios)3.

  2. ¿Qué riesgo cardiovascular presenta?

    Aunque en muchas ocasiones se ha equiparado DM a alto riesgo cardiovascular, y a pesar de que este paciente cumple criterios de síndrome metabólico, al no presentar enfermedad vascular consideramos estimar el riesgo vascular por tablas SCORE4, que resultó 0. La estimación por REGICOR5 fue 2 % (riesgo bajo al ser < 5 %) y por UKPDS Risk Engine6 v2.0, el valor fue del 15 %, que es igualmente un riesgo bajo.

  3. ¿Procede hacer modificaciones en el tratamiento?

    Nuestro paciente, además de presentar diabetes tenía una obesidad grado II. Basándonos en el posicionamiento de distintas sociedades en el manejo integral del paciente con diabetes y obesidad7, y debido al rechazo del paciente para pincharse, decidimos, además de insistir en el tratamiento médico nutricional y el ejercicio, añadir un tercer fármaco, concretamente un inhibidor del cotransportador de la glucosa sodio dependiente tipo 2 (iSGLT-2); dapagliflozina 10 mg/día, por su efecto favorable en la disminución del peso y por su capacidad demostrada para reducir el riesgo cardiovascular8, teniendo en cuenta que el paciente se encontraba asintomático1,7.

  4. Otros planteamientos

    Se derivó a consulta de enfermería para seguimiento y refuerzo de educación diabetológica.

    Se solicitó retinografía que fue realizada en el centro de salud, resultando «sin signos de retinopatía».

    Tras la primera visita se citó en consulta médica en tres meses para revisión.

    Nuestra pregunta: ¿Qué deberíamos haber hecho en la primera visita y no hicimos?

    A pesar de que la estimación del RCV en nuestro paciente, calculado por distintos métodos resultó riesgo bajo, dado que el paciente presenta una obesidad importante y una hipertrigliceridemia no controlada, nos preguntamos:

    ¿Deberíamos haber iniciado tratamiento de la hipertrigliceridemia en la primera visita dado que la cifra de triglicéridos era de 336 mg/dl, muy por encima de los 150 mg/dl aconsejados en las guías?

    Nuestra respuesta se basa en las recomendaciones de la Sociedad Americana de Diabetes (ADA) de 20219 en cuya calculadora de RCV (disponible en tools.acc.org/ASCVD-Risk-Estimator-Plus), el paciente presenta un riesgo de 3,6 %, es decir, un riesgo bajo al igual que con las otras estimaciones realizadas. Una de las características de esta versión es que te aconseja el tratamiento integral a seguir, y no aconseja tratar con estatinas, ni aspirina, ni ningún otro fármaco a pesar de tener los triglicéridos muy altos, puesto que la hipertrigliceridemia se considera secundaria al mal control glucémico y aconsejan intensificar la terapia sobre estilos de vida y optimizar el control glucémico.

    Entre las recomendaciones sobre modificación de estilos de vida se encuentra en primer lugar, la pérdida de peso mediante incremento de la actividad física y el tratamiento médico nutricional adecuado para modificar las cifras de lípidos. Las recomendaciones deben centrarse en la aplicación de una dieta de estilo mediterráneo10 o en el patrón de alimentación de los Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión (DASH), reduciendo la ingesta de grasas saturadas y trans, y aumentando la ingesta de estanoles/esteroles vegetales, ácidos grasos n-3 y fibras viscosas (en la avena, las legumbres y los cítricos)11.

    En personas con diabetes debemos siempre pensar en una posible dislipemia aterogénica que incluye alteraciones tanto cuantitativas como cualitativas de los lípidos sanguíneos: valores de triglicéridos aumentados, bajo nivel de HDL-c y predominancia de partículas de LDL-c pequeñas y densas, claramente más aterogénicas, no solo por su tamaño y facilidad para atravesar el endotelio vascular, sino, además, por su particular susceptibilidad a sufrir modificaciones oxidativas. Todo ello supone un riesgo residual elevado lo que condiciona la presencia de aterosclerosis acelerada y mayor riesgo de infarto de miocardio y de accidente cerebrovascular12.

    Las sociedades americanas y europeas valoran el RCV de diferente forma en el paciente con DM2. El cálculo de riesgo recomendado por las sociedades americanas no tiene en cuenta determinados factores que influyen en el RCV como son el grado de control de la DM o el tiempo de evolución de la misma y aunque el nivel de LDL-c sea bajo, la ADA en 2021 recomienda iniciar tratamiento con estatinas de moderada intensidad, asociado a las medidas expuestas anteriormente si existen otros factores de RCV asociados, como la obesidad en nuestro caso9.

    Del mismo modo, la European Heart Journal establece nuevas categorías de riesgo cardiovascular13.

    Muy alto riesgo

    Pacientes con enfermedad cardiovascular establecida.

    Lesión en órgano diana.

    Tres o más factores de riesgo cardiovascular.

    Diabetes de larga duración (> 20 años).

    Alto riesgo

    Diabetes con una duración > 10 años.

    Sin daño en órganos diana.

    Uno o dos factores de riesgo cardiovascular.

    Riesgo moderado

    Diabetes con una duración < 10 años, sin otros factores de riesgo.

    Por lo tanto, ya en la primera visita deberíamos haber iniciado tratamiento con simvastatina a dosis medias (20 a 40 mg)14, por ser la alternativa más coste-efectiva15.

    ¿Deberíamos haber tratado la obesidad?

    La prevalencia de obesidad y de obesidad abdominal en la población con diabetes conocida en España es del 50 y 68 %, respectivamente16. De todos es conocido que tanto la obesidad como el sobrepeso constituyen el principal factor de riesgo modificable de la DM2, por lo que en nuestro paciente reducir el IMC promoviendo la reducción del peso, era una prioridad.

    Atendiendo a las principales guías de actuación en paciente con diabetes y obesidad, los fármacos de elección son aGPL1 y/o iSGLT-21,7,17. Además, hoy en día sabemos que son fármacos que no solo van a reducir HbA1c y peso, sino, lo que es más importante, van a reducir también el RCV incluso en paciente en prevención primaria.

    La ADA 2021 nos recomienda, en pacientes con obesidad que precisen elegir un fármaco para controlar la glucemia, tener en cuenta el efecto de esta elección sobre el peso y, si es posible, evitar los que se asocien con una ganancia ponderal. Los fármacos para perder peso, junto al tratamiento médico nutricional y el aumento de la actividad física, son medidas de eficacia demostrada, definiéndose como eficacia una pérdida de peso > 5 % a los tres meses de iniciada9.

    En nuestro caso, decidimos añadir un iSGLT-2 siguiendo los consejos de la ADA de buscar fármacos que favorezcan la pérdida ponderal con el efecto añadido de disminuir la mortalidad cardiovascular. La elección de dapagliflozina creemos que fue adecuada, por tener el ensayo de seguridad cardiovascular con mayor porcentaje de pacientes en prevención primaria18. También podríamos haber utilizado canagliflozina19 o empagliflozina20 dado que ambas han demostrado disminuir la mortalidad cardiovascular, pero con mayor población en prevención secundaria.

    Dejamos la gliclazida pese a su potencial capacidad para aumentar el peso por la negativa del paciente a inyectarse y el mal control glucémico que presentaba.

    ¿Deberíamos haber iniciado tratamiento con aspirina en la primera visita?

    De nuevo recurriremos a las recomendaciones de la ADA 2021 en las que aconsejan tratamiento con aspirina a dosis de 75 a 162 mg en aquellos pacientes que tienen alto RCV, tras informar al paciente de los beneficios y riesgos que presenta. En nuestro paciente, basándonos en el RCV que presenta, no estaría indicada.

    ¿Deberíamos haber puesto tratamiento hipotensor?

    La recomendación es mantener cifras de TA inferiores a 140/90 mmHg. Nos aconsejan tratar la hipertensión con modificación de los estilos de vida, pérdida de peso y dieta DASH, reduciendo la ingesta de sodio y aumentando la de potasio. Nuestro paciente mantiene cifras inferiores de forma espontánea, por lo que no nos planteamos iniciar tratamiento farmacológico para la TA.

    Segunda visita médica (junio 2017)

    A pesar de indicar control en consulta médica para valoración y analítica a los tres meses, el paciente no apareció en consulta hasta los seis meses.

    Asintomático cardiovascular. Sin episodios de hipoglucemia.

    Presentaba TA 139/81 mmHg, peso 127 kg (–2 kg), IMC 35,55 kg/m2, PC 117 cm.

    Los valores en la analítica fueron:

    Junio 2017

    GB

    HbA1c

    CT

    HDL-c

    LDL-c

    TG

    FG

    Cc A/C

    145

    7,5

    280

    45

    178

    287

    > 90

    4,1

    Al diagnóstico de DM2 y obesidad grado II, añadimos el de dislipemia y basándonos en la tabla de Masana21, iniciamos tratamiento con 40 mg de atorvastatina.

    Debido a la no consecución de los objetivos de control glucémico, además de reforzar la dieta y el ejercicio, decidimos modificar el tratamiento, sustituyendo la gliclazida por un agonista del receptor de GLP-1 (arGLP-1); sin embargo, el paciente reconoció trasgresiones dietéticas y manifestó de nuevo su rechazo al inyectable con la promesa de mejorar en el cumplimiento terapéutico y en la medidas higiénico-dietéticas. De este modo, permaneció con gliclazida 60 mg/día y metformina 1 g/dapagliflozina 5 mg/12 horas.

    ¿Qué deberíamos haber hecho en la segunda visita y no hicimos?

    Aunque ya discutimos que debíamos haber iniciado tratamiento con estatinas en la primera visita, no lo hicimos entonces. Como en esta segunda visita hemos iniciado tratamiento con estatina, debemos indicar nueva valoración a los tres meses, para ver el grado de control lipídico y hacer la valoración de posibles efectos secundarios.

    Aunque la TA está algo más elevada, continúa dentro del rango objetivo, por lo que creemos que actuamos correctamente en insistir en las medidas higiénico-dietéticas.

    Aunque ha perdido 2 kg de peso, esto no significa el 5 % de pérdida requerido, deberían haber sido 6 kg. Esto nos planteó la duda de si continuar el tratamiento con dapagliflozina, quitar la gliclazida y sustituirla por otro fármaco que no provocara ganancia ponderal, como es un inhibidor de la enzima dipeptidil dipeptidasa 4 (iDPP4) o, de forma más adecuada, un arGLP-1. Pero de nuevo tropezamos con la negativa del paciente a inyectarse y decidimos dejar hasta la siguiente visita en la que repasaríamos de nuevo los objetivos de control. ¡Tropezamos con la inercia terapéutica!

    Otro aspecto para resaltar debería haber sido abordar la adherencia al tratamiento con refuerzos de enfermería que no indicamos.

    Tercera visita médica (febrero 2018)

    A los siete meses, el paciente refería encontrarse bien. Seguía asintomático cardiovascular. TA 138/86 mmHg, peso 122 kg (–5 kg), IMC 34,15 kg/m2, PC 108 cm.

    Presentó la siguiente analítica:

    Febrero 2018

    GB

    HbA1c

    CT

    HDL-c

    LDL-c

    TG

    FG

    Cc A/C

    188

    6,9

    145

    33

    75

    185

    > 90

    10,8

    Debido a la notable mejoría en la consecución de objetivo glucémico y a la pérdida de peso, se decidió no modificar el tratamiento.

    ¿Qué deberíamos haber hecho en la tercera visita y no hicimos?

    Aunque tanto el peso como la HbA1c han mejorado mucho y las cifras de LDL-c se ajustan a los objetivos de control (Tabla 2), el HDL-c sigue siendo muy bajo, por lo que deberíamos insistir de nuevo en la realización de ejercicio físico.

    La cita de control que dimos a los seis meses, nos sigue pareciendo que fue la adecuada. Sin embargo, el retraso en la revisión sobre la fecha prevista, nos debería haber alertado de nuevo en la falta de adherencia, pilar fundamental en el tratamiento.

    Como se cumplían los objetivos previstos, no vimos necesidad de adaptar el tratamiento. Sin embargo, dado que la HbA1c está más cerca del 7 % que es el margen superior del rango objetivo, nos planteamos a posteriori que podríamos haber retirado la gliclazida y haber añadido un arGLP-1 semanal, probablemente mejorando la adherencia en este paciente además de por la comodidad en la administración, por la probable pérdida de peso, con el añadido de la mejora demostrada en morbimortalidad cardiovascular (Tabla 3). La resistencia del paciente a los inyectables nos hizo olvidar esta posibilidad, con lo cual siempre nos quedará la duda de si pudiéramos haber evitado el evento cardiovascular.

    Cuarta visita médica (febrero 2019)

    El paciente refiere haber estado en su país natal y acude de nuevo para control al año. TA 130/85 mmHg, en esta ocasión ha engordado 4 kg, presentando IMC 35,27 kg/m2.

    Los valores de la analítica en esta ocasión fueron:

    Febrero 2019

    GB

    HbA1c

    CT

    HDL-c

    LDL-c

    TG

    FG

    Cc A/C

    156

    7,5

    190

    39

    122

    145

    > 90

    En entrevista dirigida con preguntas abiertas, el paciente reconoce adherencia irregular al tratamiento tanto en lo referente a medidas higiénico-dietéticas como al farmacológico. Damos un plazo de tres meses para la consecución de los objetivos.

    Y… el fatal desenlace (abril 2019)

    En abril de 2019 presenta tras la cena, malestar general con dolor epigástrico y precordial de carácter opresivo de minutos de duración, sin irradiación ni cortejo vegetativo. Por la mañana presenta de nuevo epigastralgia autolimitada y malestar general, por lo que acudió a urgencias.

    Presentaba una TA: 156/100 mmHg, FC: 100. SO2: 97 %, con auscultación cardiorespiratoria normal.

    En ECG: ritmo sinusal a 81 lpm, QS de V1-V2 con elevación de ST-onda T picuda en V2-V5, I y aVL. Troponina I 1480 ng/ml.

    Se contacta con hemodinamista de urgencias que desestima angioplastia primaria debido al tiempo de evolución. Se administra ticagrelor 180 mg + AAS + atorvastatina 80 mg, e ingresa en Unidad de Cuidados Intensivos con el diagnóstico de SCACEST anterolateral.

    Cateterismo: arteriosclerosis coronaria difusa y severa. Patrón dominancia izquierdo. DA con lesión 99 % en tercio proximal irregular con realidades no significativas distales. Se procede a ICP.

    El paciente permanece asintomático y con buen estado general siendo dado de alta con los diagnósticos de:

    • SCASEST anterior. ICP sobre DA proximal.
    • DM2 con control subóptimo.
    • Obesidad.
    • Dislipemia.

Y con el siguiente tratamiento: AAS 100 mg/día + clopidogrel 75 mg/día, omeprazol 20 mg/día, bisoprolol 5 mg/día, atorvastatina 80 mg/día, metformina 1 g/empagliflozina 12,5 mg/12 horas e insulina glargina 14 U en la cena.

Cuando el paciente acude de nuevo a Atención Primaria, tras analizar las posibilidades de control glucémico y el resto de los factores de riesgo vascular, le ofrecimos iniciar tratamiento con semaglutida 0,25 mg/semana cuatro semanas, subir a 0,5 mg/semana otras cuatro semanas y, si hubiera buena tolerancia, subir a 1 mg semanal en sustitución de la insulina, facilitando de este modo la adherencia al tratarse solo de una inyección semanal, la disminución de la mortalidad cardiovascular o por cualquier causa y con pérdida ponderal mayor que con el resto de los grupos terapéuticos (sobre todo que la insulina, que nos facilita la ganancia de peso)22.

Nuestra pregunta: ¿Llegamos tarde?

Aunque probablemente deberíamos haber actuado antes con las estatinas y los antidiabéticos, el retraso no justifica totalmente el desenlace final. Aunque controlásemos todos los factores de RCV, siempre existirá un RCV residual que se define como el exceso de complicaciones cardiovasculares en pacientes con buen control del colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad y que, por lo tanto, se atribuye fundamentalmente al colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad y los triglicéridos23.

Afortunadamente existen hoy en día en el mercado fármacos con eficacia demostrada en la reducción de riesgo CV, con pautas de administración no complejas, bajo riesgo de hipoglucemias, y que adicionalmente reducen cifras de glucemia, tensión arterial, LDL-c y triglicéridos y que además constituyen una alternativa cómoda por su administración semanal. Además, el desarrollo de análogos de acción más prolongada, ha mejorado drásticamente la utilidad de los arGLP-1.

Conclusiones

En personas con diabetes, especialmente en pacientes jóvenes, es prioritario individualizar los objetivos de control y el tratamiento de forma consensuada y con el compromiso de ambas partes de conseguirlos.

Para la consecución de ellos, es muy importante a lo largo de todo el recorrido, investigar la adherencia terapéutica, especialmente si no se consiguen objetivos de control. La falta de adherencia debe valorarse como primera causa de mal control antes de cambiar la pauta terapéutica.

En el caso de no conseguir objetivos de control, debemos evitar siempre la inercia terapéutica.

El tratamiento en personas con diabetes debe abordar no solo el control glucémico, sino la totalidad del riesgo cardiometabólico con el objetivo de evitar complicaciones.

En personas con diabetes y especialmente si se asocia con obesidad, existen fármacos que han demostrado evidencia en la mejora no solo en las cifras de glucemia y peso, sino en lo que realmente es importante: la disminución del riego cardiovascular, por eso las guías lo posicionan como fármacos de primera elección en estos pacientes.

Los arGLP-1 ofrecen una opción potencialmente segura y viable para el tratamiento del paciente con diabetes, especialmente si se asocia obesidad.

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Tabla 1. Objetivos individualizados de HbA1c según características del paciente1.

Edad

Duración de la DM, presencia de compliaciones o comorbilidades

HbA1c objetivo

≤ 65 años

Sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %*

> 15 años de evolución o con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,0 %

66-75 años

≤ 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

< 7,0 %

> 15 años de evolución sin complicaciones o comorbilidades graves

7,0-8,0 %

Con complicaciones o comorbilidades graves

< 8,5 %**

> 75 años

< 8,5 %**

* Puede plantearse un objetivo HbA1c ≤ 6,5 % en los pacientes más jóvenes y de corta evolución de la diabetes en tratamiento no farmacológico o con monoterapia.

** No se debe renunciar al control de los síntomas de hiperglucemia, independientemente del objetivo de HbA1c.

Tabla 2. Objetivos de control de los factores de riesgo cardiovascular en la persona con diabetes mellitus2.

HbA1c

< 7 %

Glucemia prepandrial (capilar)

80-130 mg/dl

Glucemia pospandrial (capilar)

< 180 mg/dl

Presión arterial

< 140/90 mmHg

Prevención primaria (sin ECV)

LDL-c < 100 mg/dl

Prevención secundaria (con ECV)

LDL-c < 70 mg/dl

Tabaquismo

No fumar

Peso

Evitar sobrepeso y obesidad

Ejercicio físico

Realizar ejercicio regular

Antiagregación

AAS si prevención secundaria de ECV

ECV: evento cardiovascular; AAS: ácido acetil salicílico.

Figura 1. Algoritmo de tratamiento de la DM2 de la redGDPS1.

Figura 2. Algoritmo de tratamiento antidiabético en el paciente con DM2 y obesidad7.

AR GLP-1: agonista del receptor de GLP-1; DMBC: dieta muy baja en calorías; HbA1c: hemoglobina glicosilada; IDPP-4: inhibidor de la dipeptidil-dipeptidasa 4; I SGLT-2: inhibidor del cotransportador de la glucosa sodio-dependiente tipo 2; IMC: índice de masa corporal; MEV: modificaciones del estilo de vida.

Tabla 3. Seguridad cardiovascular de los arGLP-1 con significación estadística.

LEADER1

SUSTAIN2

EXSCEL3

REWIND4

PIONEER 65

Liraglutida

Semaglutida

Exenatida Lar

Dulaglutida

Semaglutida oral

3-pt MACE

0,87

0,78-0,97

0,74

0,58-0,95

0,91

0,83-1,00

0,88

0,79-0,99

0,79

0,57-1,11

Muerte
cardiovascular

0,78

0,66-0,93

0,98

0,65-1,48

0,88

0,76-1,02

0,91

0,78-1,06

0,49

0,27-0,92

IAM no fatal

0,88

0,75-1,03

0,98

0,65-1,48

0,97

0,85-1,10

0,96

0,79-1,16

1,18

0,73-1,90

Ictus no fatal

0,89

0,72-1,11

0,61

0,38-0,99

0,85

0,70-1,03

0,76

0,61-0,95

0,74

0,35-1,57

Hospitalización por IC

0,87

0,73-1,05

1,11

0,77-1,61

0,94

0,78-1,13

0,93

0,77-1,12

0,86

0,48-1,55

Muerte por
cualquier causa

0,85

0,74-0,97

1,05

0,74-1,50

0,86

0,77-0,9

0,90

0,80-1,01

0,51

0,31-0,84

3-pt MACE: Tiempo en primer evento de muerte CV, IAM no fatal o ictus no fatal; IAM: infarto agudo de miocardio; IC: insuficiencia cardiaca.

1N Engl J Med 2016; 375:311-322. 2N Engl J Med 2016;375:1834-1844. 3N Engl J Med 2017;377:1228-1239. 4The Lancet; june10,2019. 5N Engl J Med 2019; 381:841-851.

En rojo: con significación estadística. Tabla facilitada y adaptada por Joan Barrot de la Puente.